6 años de espera para un abrazo

Por Sharon Samber

HIAS.org

Claris lleva seis años esperando abrazar a sus hijos.

Tras huir de Camerún por su propia seguridad, Claris solicitó asilo en EE.UU. HIAS la ayudó a conseguir el permiso de residencia, pero los hijos de Claris seguían en Camerún. Este año, por fin consiguió que le permitieran reunirse con ella.

Ayer, en una mañana soleada en el aeropuerto internacional de Dulles (Virginia), Claris pudo por fin abrazar a sus dos hijos. La última vez que pudo hacerlo su hija, Blossom, tenía 5 años, y su hijo, Junior, 6. Ahora tienen 11 y 12 años.

Claris y su madre, Anita, mientras esperaban la llegada de Junior y Blossom en el aeropuerto internacional de Dulles. 13 de mayo de 2021. (Evy Mages para HIAS)

Claris ve a Junior y Blossom entrando por la puerta del aeropuerto. 13 de Mayo de 2021. (Evy Mages para HIAS)

Claris está abrumada el momento antes de que sus hijos entren por la puerta del aeropuerto. 13 de mayo de 2021. (Evy Mages para HIAS)

Claris abraza a su hija Blossom (dcha.), y la madre de Claris, Anita, abraza a su nieto Junior (izq.) mientras la familia se reúne en el aeropuerto internacional Dulles de Virginia. 13 de mayo de 2021 (Evy Mages para HIAS)

Claris abraza a su abogada, Sue Kenney-Pfalzer, directora de la red de fronteras y asilo de HIAS, que le ayudó con su solicitud de asilo. "Sue es la mejor", dijo Claris. 13 de mayo de 2021. (Evy Mages para HIAS)

Claris, Junior, Blossom y Anita se preparan para volver a casa. 13 de mayo de 2021. (Evy Mages para HIAS)

Abrumados y cansados por las horas de viaje, los niños estaban callados pero sonreían cuando su madre y abuela, Anita, gritaba alegremente "¡Mi bebé!" y "¡Por fin!".

El día antes de su llegada, Claris había charlado por teléfono con su hijo y su hija sobre cosas típicas, como videojuegos y opciones para cenar, que iban a ser diferentes de sus vidas en Camerún. Les explicó que acababa de mudarse a un piso nuevo para tener más espacio para ellos. Estaban entusiasmados, pero les seguía costando dejar su casa.

Claris ha encontrado una nueva vida en Estados Unidos y está deseando que sus hijos formen parte de ella. Trabaja como trabajadora de apoyo comunitario para una agencia de salud mental en Washington D.C., pero tiene planes de crear una organización sin ánimo de lucro para ayudar a las mujeres, sobre todo a las madres solteras. Dice que le gusta salir al barrio para ayudar a la gente a encontrar trabajo y a independizarse.

En el aeropuerto, después de llamar a sus familiares y compartir vídeos, Claris se preguntaba en voz alta: "¿Y ahora qué?". Sea lo que sea, Claris puede enfrentarse a todo lo nuevo con sus hijos al lado.

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