Salvar la vida en medio de la devastación

Por la rabina Sarah Bassin y Rebecca Kirzner

Los atentados del 7 de octubre de 2023 han provocado una oleada de dolor en todo Israel. En medio de la devastación, HIAS ha continuado su trabajo en el país en apoyo de nuestros valores judíos. (Alexi J. Rosenfeld/Getty Images)

La rabina Sarah Bassin es la directora de Clero y Congregaciones de HIAS. Rebecca Kirzner es la directora principal de la Organización de ayuda humanitaria y defensa de HIAS. Este artículo es una reflexión sobre el momento desgarrador para muchos de nosotros en la comunidad judía y sobre cómo HIAS se solidariza y muestra su dolor, como respuesta humanitaria y como judíos.

No podemos ni empezar a asimilar la devastación de la guerra. Contamos los muertos, los heridos y los desplazados. Pero el Talmud de Jerusalén nos recuerda que “quien destruye una sola vida es como si hubiera destruido a un mundo entero” (Sanedrín 4:9*). Cada familia que huye es un mundo trastornado. Cada rehén tomado es una existencia suspendida. Cada muerte de un civil es un universo destruido. Una vida tras otra. Cada persona es igual de humana; cada persona es un mundo entero.

Los atroces atentados terroristas de Hamás del 7 de octubre se dirigieron contra judíos y otros civiles en Israel con una crueldad indescriptible. No hay contexto histórico o político que justifique, explique o excuse el asesinato y secuestro deliberado de personas inocentes. Los rehenes deben ser liberados inmediatamente y sin condiciones. Deben tomarse medidas para garantizar que nunca vuelva a suceder algo como esto.

Como organización profundamente arraigada en la humanidad y la empatía, que defiende los derechos y la seguridad de las personas vulnerables en todo el mundo, HIAS reconoce el dolor de cualquier vida destruida. Nos duele la magnitud del sufrimiento en Gaza. Lamentamos las muertes como una pérdida no menos trágica que las muertes de israelíes, y exigimos que las partes en conflicto protejan a los civiles de la violencia, como lo exige el derecho internacional, y que los médicos y los trabajadores humanitarios reciban el apoyo que necesitan para salvar vidas para que podamos evitar que la creciente crisis humanitaria se convierta en una catástrofe humanitaria total.

El pasaje del Talmud que fundamenta el trabajo de HIAS habla de destrucción, pero también de esperanza. Afirma que “quien salva una vida es como si salvara a un mundo entero”. Hay mundos que salvar incluso, y especialmente, en medio de la devastación.

La persecución y el desplazamiento entretejidos a lo largo de la historia de los judíos han dejado una huella indeleble en la psique judía colectiva. Se ha manifestado en el principio religioso central de ayudar al desconocido, sin importar su origen. Nuestro compromiso como organización con los principios humanitarios nace de esta fusión de los valores judíos, la historia y la experiencia vivida. Durante más de un siglo, HIAS se ha dedicado con determinación a una misión concreta: defender a las personas que han sido desplazadas de sus hogares debido al conflicto y a la violencia. En nuestros orígenes, construimos nuestra experiencia al ayudar a otros judíos. Hoy, nos enorgullece traducir ese conocimiento en la ayuda a los refugiados y a los desplazados, independientemente de su raza, etnia o religión.

Los rehenes deben ser liberados inmediatamente y sin condiciones. Deben tomarse medidas para garantizar que nunca vuelva a suceder algo como esto. 

Las necesidades humanitarias son enormes en toda la región, incluido Israel, donde hay un cuarto de millón de personas desplazadas de sus hogares. Estamos tomando medidas, como judíos y como trabajadores humanitarios, para hacer frente a las inmensas necesidades, para ayudar a las personas que han sido desplazadas, para reconocer su humanidad y su dignidad.

No existe el ego en el trabajo humanitario. Brindamos ayuda donde estamos mejor posicionados para actuar. Nos asociamos con organizaciones y les damos espacio en las áreas en las que destacan. Ayudamos a las personas según sus necesidades, independientemente de su raza, religión, opiniones políticas o nacionalidad. Nuestra oficina en Israel, fundada en 1950 con el fin de ayudar a los inmigrantes que buscaban construir un nuevo hogar en el país, ha respondido a este momento de crisis para atender las necesidades básicas, proporcionar asistencia en efectivo, salud mental y protección legal a cientos de miles de personas desplazadas por los sucesos del 7 de octubre. Si bien estamos preparados para atender a todas las poblaciones según sus necesidades, estamos orgullosos de utilizar nuestra experiencia única para brindar ayuda a algunos de los miembros más vulnerables de la sociedad: refugiados de Eritrea, Sudán, Ucrania y otros países, que pueden tener menos acceso al apoyo del gobierno. Nuestra infraestructura existente permitió una respuesta rápida con estas comunidades en Israel y continuaremos supervisando las necesidades en toda la región.

Más allá del impacto directo del conflicto sobre los civiles en Israel y Gaza, nos preocupan muchos las consecuencias para todas las personas relacionadas o asociadas con la región.

El aumento mundial de incidentes de vandalismo, discursos de odio y violencia contra los judíos tras el 7 de octubre ha reavivado el temor por la seguridad de los judíos en todo el mundo. Estamos muy preocupados y tomamos medidas, junto con nuestros socios, para hacer frente al aumento del antisemitismo. Además, no se puede ignorar el antisemitismo que subyace a aquellas organizaciones, instituciones, manifestaciones e individuos que no han reconocido la humanidad de las víctimas en Israel. Este es un momento en el que todos debemos reconocer las historias, los relatos, los valores, los miedos y las esperanzas de los demás. Es un momento para construir puentes y apoyarse en las relaciones.

Estamos tomando medidas, como judíos y como trabajadores humanitarios, para hacer frente a las inmensas necesidades, para ayudar a las personas que han sido desplazadas, para reconocer su humanidad y su dignidad.    

Al mismo tiempo, estamos profundamente preocupados por el aumento de los ataques islamófobos y antiárabes fomentados por el odio en los Estados Unidos, Israel, Cisjordania y en todo el mundo. Condenamos estos actos con la misma vehemencia con la que condenamos los que tienen sus raíces en el antisemitismo. El conflicto actual no debe utilizarse como argumento para deshumanizar, dañar o matar a personas por su identidad. Imploramos a todas las personas que hablan sobre el conflicto que reconozcan que la violencia física comienza con un discurso violento. La destrucción de los mundos comienza con las palabras.

HIAS se mantiene firme en nuestro compromiso con todos los que resultan perjudicados por los conflictos y la violencia. Cada persona es igual de humana; cada persona es un mundo entero. Si la humanidad tiene el poder de destruir mundos, también debemos apropiarnos de nuestro poder para salvarlos.

Buscar en HIAS