Los servicios de salud mental ayudan a comunidades hondureñas a afrontar la catástrofe

Por Beverly Goldberg

HIAS.org

Los servicios de salud mental ayudan a comunidades hondureñas a afrontar la catástrofe

Dos mujeres permanecen fuera de su casa mientras los aguaceros del huracán Eta amenazan con desbordar el río adyacente y arrasar su hogar en San Pedro Sula, Honduras, 5 de noviembre de 2020. (Seth Sidney Berry/SOPA Images/LightRocket vía Getty Images)

En el Valle del Sula, en Honduras, muchas personas han sufrido desplazamientos, violencia endémica y desastres naturales.

Esta zona, en el norte de Honduras cerca de la frontera con Guatemala, lleva décadas luchando contra los enfrentamientos entre grupos criminales. Por eso, cuando en 2020 dos huracanes devastadores (Eta e Iota) azotaron el Valle del Sula, el efecto fue especialmente grave. Miles de personas perdieron todo y muchas se vieron desplazadas por segunda o tercera vez.

En el Valle del Sula, las catástrofes han tenido consecuencias que van más allá de lo material: también han afectado negativamente a la salud mental de los habitantes. Para quienes tienen problemas, puede ser difícil saber a quién acudir.

"En Honduras, acceder a servicios de salud mental puede ser muy difícil", dijo Ileana Merino, coordinadora de programas de HIAS Honduras. "Así que en un contexto en el que el Estado no puede proporcionar esto a las personas, la comunidad puede desempeñar un papel fundamental".

Ahí es donde entra EMPODER. Una intervención comunitaria implementada por HIAS Honduras, USAID y FUNADEH, una organización local, EMPODER proporcionó apoyo en salud mental, prevención de la violencia de género (VBG) y asistencia en efectivo y vales (CVA) a más de 17.500 personas en San Pedro Sula y Choloma entre 2021 y 2023.

El proyecto iba dirigido a hondureños desplazados internos, afectados por catástrofes naturales como los huracanes Eta e Iota, con experiencias de retorno forzoso desde otros países, y víctimas de la violencia, en particular de la violencia basada en género.

EMPODER demostró ser especialmente innovador en la mejora de los resultados de salud mental. HIAS Honduras colaboró estrechamente con FUNADEH para identificar a 30 personas que ya eran líderes o conocidas en sus comunidades para que se convirtieran en embajadores de la salud mental.

Los participantes recibieron formación en terapia cognitivo-conductual y técnicas de mindfulness para proporcionar a las personas herramientas prácticas que les permitan mejorar su resiliencia psicológica y su capacidad para afrontar factores estresantes externos, sin tener que desenterrar hechos traumáticos.

Los embajadores supervisaron sesiones de grupo en las que las personas podían hablar de sus experiencias en un entorno seguro y realizar ejercicios prácticos. También recibieron formación sobre cómo identificar situaciones de violencia basada en género, con el fin de poner en contacto a los sobrevivientes con los servicios especializados que ofrecen el gobierno y otras organizaciones.

Además de formar a los embajadores, HIAS enseñó a más de 100 miembros del gobierno local técnicas para prestar apoyo psicológico a personas de sus comunidades.

"Los embajadores comunitarios tienen una mayor capacidad para intervenir en situaciones que ponen en riesgo la salud mental de las personas de sus comunidades, que los proveedores de servicios externos", dijo Ely Melendéz, directora de país de HIAS Honduras. "Esto se debe a la confianza ya existente entre los embajadores y los miembros de la comunidad".

Los miembros de la comunidad observaron importantes mejoras en su salud mental tras participar en el programa. El 72,3% declaró haber experimentado un aumento de su bienestar general tras completar las sesiones de psicología de grupo dirigidas por los embajadores, mientras que el 95,1% de los participantes cuidadores afirmó sentirse más preparado para afrontar sus problemas tras participar en EMPODER.

"Lo más importante para nosotros era dar a las comunidades las herramientas para ser autónomas y determinar su propio bienestar", dijo Merino. "Los embajadores enseñaban cosas que otras personas podían reproducir en sus contextos personales. Esto da a la gente la sensación de que puede retomar el control de su vida".

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