Los afganos en libertad condicional humanitaria son refugiados, escribe Hetfield al Washington Post

Los afganos en libertad condicional humanitaria son refugiados, escribe Hetfield al Washington Post

Mark Hetfield (en la foto en 2016) dice que los afganos en libertad condicional humanitaria no deberían tener que pagar para reunirse con sus familias.

(Gili Getz para HIAS)

En una carta al director del Washington Post, el presidente y director ejecutivo de HIAS, Mark Hetfield, argumentaba que los afganos en libertad condicional por motivos humanitarios deberían tener acceso a los mismos derechos y prestaciones que los refugiados. La carta se publicó por primera vezen Internet y apareció en la edición impresa del Post el 18 de septiembre.

No llevan el sello de "refugiado" en sus documentos, pero los afganos en libertad condicional humanitaria cumplen sin duda la definición de refugiado: Todos tienen un temor fundado a ser perseguidos. Además, huyeron con lo puesto y a menudo dejaron atrás a sus cónyuges e hijos.

Por ley, los refugiados tienen vías claras y gratuitas para reunirse con su familia. Los que están en libertad condicional, sin embargo, sólo tienen una opción: pagar una tasa de 575 dólares por familiar y rezar para que el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE.UU. ejerza su discreción favorable para reunir a la familia. Existen exenciones de tasas, pero eso añade más trabajo, retrasos e incertidumbre. El USCIS no puede pasar por alto su total dependencia de las tasas. A través de recargos ocultos, los solicitantes de inmigración no refugiados que pagan tasas -no los contribuyentes- cubren todos los costes de las adjudicaciones de refugiados y las exenciones de tasas.

El Post tiene razón al afirmar que el Congreso debe actuar para que las personas en libertad condicional no se vean más perjudicadas que los refugiados. Pero esto debería incluir la reagrupación familiar sin tasas inasequibles.

El Post recita usos anteriores de la libertad condicional. Todos son anteriores a la Ley de Refugiados de 1980, aprobada casi por unanimidad para establecer un programa de admisión de refugiados de modo que el Congreso ya no tuviera que seguir limpiando los desaguisados de tales usos ad hoc de la libertad condicional. El programa de refugiados, sin embargo, ha quedado tan empantanado en la burocracia, y fue tan eviscerado bajo la presidencia de Donald Trump, que el presidente Biden no pudo utilizarlo para responder a esta crisis. Hay que reconstruirlo mejor.

 

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