Los rohingya: Un año después

Por Naomi Steinberg, Directora Sénior de Políticas y incidencia

Este 25 de agostose cumplió un sombrío aniversario. Hace un año, el ejército y las milicias armadas de Myanmar iniciaron una campaña coordinada contra la comunidad rohingya del estado de Rakhine utilizando tácticas grotescas, como arrojar bebés al fuego, violar mujeres e incendiar aldeas. Más de 700.000 rohingya huyeron para salvar sus vidas a la vecina Bangladesh.

En un nuevo informe, un grupo de expertos de las Naciones Unidas pide que seis oficiales militares de Myanmar sean procesados en la Corte Penal Internacional por cargos de genocidio. El informe afirma: "Los crímenes en el estado de Rakhine, y la forma en que fueron perpetrados, son similares en naturaleza, gravedad y alcance a los que han permitido establecer la intención genocida en otros contextos."

El tono duro y el lenguaje condenatorio del informe dejan claro que se ha producido una opresión y persecución sistemáticas de los rohingya, y que el ejército es el principal culpable.

"El proceso de "marginación" de los rohingya y su trato discriminatorio comenzó mucho antes de 2012", afirma el informe. "Su extrema vulnerabilidad es consecuencia de las políticas y prácticas estatales aplicadas durante décadas, que marginan constantemente a los rohingya, lo que da lugar a una situación continua de opresión grave, sistémica e institucionalizada desde el nacimiento hasta la muerte.

El panel detalló crímenes contra la humanidad, posibles crímenes de guerra y graves violaciones de los derechos humanos.

Miles de rohingya, grupo minoritario musulmán, siguen huyendo a Bangladesh. Actualmente hay más rohingya exiliados en Bangladesh que en Myanmar. En Cox's Bazar (Bangladesh), más de un millón de rohingya viven en refugios de bambú y chapa en lo que se ha convertido en el mayor campo de refugiados del mundo.

Los refugiados rohingya de Bangladesh, al igual que la gran mayoría de los refugiados de todo el mundo, quieren regresar a su país de origen. Sin embargo, no pueden regresar a Myanmar hasta que las condiciones mejoren allí y puedan confiar en que estarán a salvo, seguros, podrán trabajar y desplazarse libremente, practicar el culto que deseen y tener igualdad de acceso a la ciudadanía. Hasta que no se cumplan estas condiciones, ningún refugiado rohingya debe ser devuelto a la fuerza. Los retornos sólo pueden producirse si son voluntarios y cumplen las normas internacionales aceptadas.

Estados Unidos debe trabajar con otros países para proporcionar apoyo humanitario adicional que ayude a garantizar que se cubren las necesidades de los refugiados rohingya en Bangladesh. Estados Unidos ya ha proporcionado ayuda a los refugiados en Bangladesh y a las minorías étnicas y religiosas desplazadas en Myanmar, pero sigue habiendo importantes déficits de financiación.

HIAS proporcionará información actualizada sobre la crisis de los refugiados rohingya y las formas de responder porque hablar en los próximos meses será una parte importante de hacer saber a nuestros funcionarios electos que la comunidad judía estadounidense espera que Estados Unidos asuma un papel de liderazgo frente al genocidio.

Durante años, Estados Unidos fue el líder mundial en el reasentamiento de refugiados rohingya. Podemos volver a hacerlo. La comunidad judía estadounidense quiere que Estados Unidos siga acogiendo a refugiados rohingya, al igual que este país hizo con muchas de nuestras familias que también huyeron de la persecución por motivos religiosos.

 

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