Madre e hijo se reúnen tras tres años separados

Por Talya Nevins, HIAS.org

Madre e hijo se reúnen tras tres años separados

Jainaba* y su hijo Omar* posan juntos para una foto después de tres años separados (Nueva York, 2015).

(Foto cortesía de Jainaba)

"Uno: Si puedes correr por tu vida, hazlo. Dos: Quienquiera que te guíe, para encontrar el camino correcto a seguir, ten siempre una charla con tu almohada. Funciona. Vete a casa y haz los deberes. Si crees que puede funcionarte, hazlo. Al final del día lo solucionarás".

Estos son los dos consejos que Jainaba* daría a otra persona que se enfrentara a los mismos retos que ella tuvo que afrontar en Gambia. "Pasé por muchas cosas, pero al final tuve que valerme por mí misma", me dijo Jainaba. De adolescente, Jainaba fue sometida a la mutilación genital femenina por las mujeres mayores de su comunidad y poco después se vio obligada a contraer un matrimonio concertado con un primo.

El nuevo marido de Jainaba abusó física y sexualmente de ella, le prohibió seguir estudiando y le impidió ir a trabajar o relacionarse con amigos y familiares. En 2001, cuatro años después de casarse, su marido se marchó a Libia y dejó a Jainaba sola y embarazada. Sin su marido, Jainaba pudo por fin volver a trabajar como funcionaria de inmigración en Gambia y ganar suficiente dinero para pagar su dote matrimonial y conseguir cierta independencia. "Pude irme con mi vida de un estado a otro", explicó Jainaba.

Pero su calvario no había terminado. La propia familia de Jainaba exigió la custodia de su hijo y amenazó con secuestrarlo y llevárselo a la familia de su ex marido. Jainaba lo denunció al departamento de bienestar infantil, que informó a su familia de que no lo toleraría. Insultada por haber recurrido a las autoridades, la comunidad convocó a Jainaba a una reunión con los ancianos y la golpearon públicamente hasta dejarla incapacitada.

Tras una década en Libia, el ex marido de Jainaba regresó a Gambia. Se sintió furioso y humillado al descubrir que Jainaba se había vuelto a casar, y amenazó con matarla si no le daba la custodia de su hijo, Omar*, que por entonces tenía 10 años. Aterrorizada, Jainaba huyó a Estados Unidos, donde finalmente se dirigió a HIAS para solicitar asesoramiento jurídico.

Cuando llegó en mayo de 2012, Jainaba empezó a trabajar con HIAS para conseguir asilo aquí en Nueva York. Simon Wettenhall, abogado principal de HIAS, la ayudó durante todo el proceso. HIAS ha preparado casos de asilo para cientos de refugiados como Jainaba a lo largo de los años, y los representa en las entrevistas del gobierno estadounidense y en los procedimientos judiciales de inmigración. A Jainaba se le llenaron los ojos de lágrimas mientras explicaba cómo le había ayudado HIAS a poner los pies en el suelo. "Gracias a ellos estoy regularizada. Si no, no estaría autorizada a trabajar, estaría en paro, no podría mantenerme a mí misma, y mucho menos a mi familia en casa. Y aquí estoy hoy", me dijo.

Tras conocer a Wettenhall en HIAS, Jainaba empezó a trabajar como auxiliar sanitaria a domicilio, lo que le ayudó a ganar suficiente dinero para pagarse la formación de auxiliar de enfermería titulada. Ahora trabaja en una residencia de ancianos, pero espera seguir estudiando y convertirse en enfermera diplomada en un hospital. Aunque ha tenido que luchar mucho, Jainaba insiste en que salir de Gambia era la única forma de sentirse segura. "A veces no es fácil, pero cuando te vas de casa te ves en un lugar donde consigues tu seguridad. Entonces tu mente se libera", explicó Jainaba cuando le pregunté por su adaptación a Nueva York.

El momento más triunfal de estos tres últimos años se produjo a principios de verano, cuando por fin se tramitaron los papeles de inmigración de Omar y éste vino a reunirse con Jainaba. Tuve el placer de entrevistar a Jainaba y Omar pocas semanas después de su esperado reencuentro. Él aterrizó en Nueva York en mayo y me dijo que volver a ver a su madre después de tres años era el momento más feliz de su vida. Los dos están trabajando actualmente en la solicitud de seguro de Omar para que pueda obtener las vacunas necesarias para empezar la escuela en otoño.

Omar, que ahora tiene 13 años, ha pasado los últimos tres viviendo con el segundo marido de Jainaba en Gambia. Afortunadamente, la reunificación familiar es desde hace tiempo una de las principales misiones de HIAS. El Sr. Wettenhall solicitó la reunificación de Jainaba con su segundo marido, y el caso fue aprobado. La familia espera ahora el permiso para que su tercer miembro viaje a Estados Unidos.

Cuando le pregunté qué era lo que más le gustaba de Estados Unidos a Omar, respondió obedientemente "aprender". Luego me dijo que de mayor le gustaría trabajar en una oficina como la sala de conferencias de HIAS donde nos sentamos para la entrevista. Jainaba y yo le preguntamos qué tipo de trabajo le gustaría hacer en esa oficina a la que aspiraba. ¿Médico? ¿Abogado? Omar asintió afirmativamente a ambas.

Mientras Omar contemplaba su futura carrera, le pregunté a Jainaba qué era lo que más deseaba de su vida en Nueva York. "Lo único que más quiero ahora mismo es ir a la escuela. Cuanto más te superas, más independiente eres por ti mismo", respondió. "Diría que si mi marido está aquí, mi hijo está aquí, tengo la suerte de verme en la escuela, puedo mejorarme y conseguir lo que quiero, entonces creo que estoy bien".

*Se han cambiado los nombres para proteger la intimidad de la familia.

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