Que vengan a comer todos los que tengan hambre

Los palestinos hacen cola durante horas para conseguir comida.

Palestinos hacen cola durante horas para recibir alimentos distribuidos por organizaciones caritativas, en Deir Balah, Gaza, el 1 de marzo de 2024. (Ashraf Amra/Anadolu vía Getty Images)

La semana pasada, los devastadores acontecimientos mundiales se cernieron sobre nuestras mesas del séder como una nube oscura. En una festividad destinada a narrar la liberación de la persecución y el sufrimiento, muchos de nosotros sentimos el peso de 133 rehenes en continuo cautiverio, las 120.000 personas en Israel que siguen desplazadas y los cientos de miles de palestinos en Gaza que viven con miedo y privaciones. Un día festivo en el que se celebraba la libertad parecía cualquier cosa menos libre.

Los judíos comemos matzá en Pésaj para recordar tanto nuestra persecución como nuestra liberación. En el seder, la levantamos para proclamar: "Kol dichfin yeitei v'yeichol". Todos los que tengan hambre, que vengan y coman. El rabino Jonathan Sacks z''l nos recuerda que "lo que transforma el pan de la opresión en el pan de la liberación es nuestra voluntad de compartirlo con los demás". La tradición judía toma al pie de la letra la noción de que cuando otros sufren, nosotros mismos aún no somos plenamente libres. Nos recuerda que no debemos permanecer en silencio, especialmente en este momento de sufrimiento tan profundo.

Como organización humanitaria judía, HIAS se compromete a defender tanto principios humanitarios y la exhortación de la Torá de que cada vida humana es sagrada y que todo ser humano tiene derecho a la dignidad. En enero hicimos un llamamiento a soluciones políticas urgentes al conflicto para que ni una sola persona más "experimente el trauma de la violencia y el desplazamiento, de las familias perdidas y desgarradas, del hambre". Mientras la situación seguía empeorando, en marzo, hicimos un llamamiento a la comunidad internacional para que hiciera todo lo posible por evitar una hambruna, argumentando que "nuestra tradición dicta que nuestra conciencia no puede ser selectiva -incluso y especialmente en la guerra." En las semanas posteriores, la administradora de USAID, la embajadora Samantha Power, confirmó que el gobierno estadounidense cree que la hambruna ya está produciéndose en partes de Gaza.

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El gobierno estadounidense ha trabajado para garantizar un aumento significativo de los camiones de ayuda a Gaza, pero la ayuda que se permite entrar está muy por debajo de las crecientes necesidades sobre el terreno. Al mismo tiempo, Israel a punto de lanzar una ofensiva sobre Rafah, en el sur de Gaza, donde se calcula que hay 1,3 millones de desplazados forzosos que se refugian en condiciones de hacinamiento e insalubridad, sin alimentos, agua ni medicinas suficientes.

Durante meses, Estados Unidos y la comunidad internacional han advertido de las terribles consecuencias humanitarias que tendría este ataque, instando al gobierno israelí a no proceder sin un plan que garantice la seguridad de los civiles. Esta preocupación ha sido compartida por líderes políticos israelíes, rabinos, organizaciones de ayuday las familias de rehenes que están suplican a que el gobierno dé prioridad a las negociaciones para liberar a sus seres queridos.

Estos expertos están de acuerdo: En las condiciones actuales, no parece haber forma de que la ofensiva de Rafah se lleve a cabo sin provocar más sufrimiento, desplazamientos y pérdidas de vidas humanas. La mayoría de los 1,3 millones de civiles de Rafah ya han sido desplazados en múltiples ocasiones. Para muchos de ellos, como jóvenes, ancianos, heridos y discapacitados, no es posible seguir desplazándose. Se enfrentan a enormes riesgos para su seguridad si prosigue el ataque contra esta zona densamente poblada. Incluso aquellos que puedan desplazarse estarán expuestos a enormes riesgos para su salud y seguridad en el proceso, y sigue sin estar claro a dónde podrán huir.

Aunque no hay respuestas fáciles en esta época compleja y tensa, nos guía el supremo valor judío -y humanitario- de la pikuaj nefesh: que salvar una vida humana debe prevalecer sobre casi todo lo demás. Con dos millones de vidas en juego, todos los gobiernos -y cada uno de nosotros- debemos defender este valor para que las personas en Gaza puedan recibir la ayuda vital que necesitan urgentemente, los rehenes puedan ser liberados de inmediato y sin condiciones, y los civiles de Rafah y de toda Gaza, incluidos los trabajadores humanitarios, el personal médico y los periodistas, puedan ser protegidos de nuevos sufrimientos, desplazamientos y muertes.

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