Refugiados que apoyan a refugiados: Lyn, Guyana

Muchos de los cientos de empleados de HIAS en todo el mundo fueron en su día refugiados. En nuestra nueva serie Refugiados apoyando a refugiados, contamos las historias de estos colegas. Lee los artículos anteriores de esta serie aquí.

Lyn sólo tenía ocho años cuando bajó del avión en Ogle, Guyana, mientras su madre la agarraba con fuerza de la mano. Al principio todo les parecía diferente y les daba miedo: un nuevo idioma, una nueva comida, una cultura completamente distinta. Pero sabían que se tenían la una a la otra para superar cualquier reto.

"Cuando llegamos a Guyana como refugiados, fue muy duro", dice Lyn. "No había ningún apoyo, no había ONG en aquel momento y había muy poca gente de otros países aquí".

Esto no impidió que Lyn y su madre quisieran aprenderlo todo sobre su nuevo hogar. Escuchaban sus canciones favoritas de Bob Marley y Michael Jackson hasta que sintieron que su inglés mejoraba. Su madre encontró un trabajo estable y Lyn se matriculó en la escuela. "Ahora me siento muy orgullosa y me encanta hablar a la gente de la cultura guyanesa", dice Lyn.

Lyn, de 29 años, trabaja como especialista en inclusión económica para HIAS Guyana y dedica sus habilidades profesionales a apoyar a otras personas desplazadas. Fue la primera empleada de HIAS en Georgetown cuando se creó la oficina hace cuatro años.

Desde entonces, ha ido ascendiendo hasta convertirse en la experta local en iniciativa empresarial, formación profesional y gestión financiera para refugiados.

"Ser capaz de apoyar a los refugiados me da un propósito en la vida y siento que esto es lo que necesito estar haciendo", dijo. "Conectando sus historias con la mía, quiero ser la persona que les coja la mano como mi madre me cogió la mía cuando llegué por primera vez a Guyana".

Lyn se licenció en salud y seguridad industrial y empezó a trabajar para distintas ONG. Ahora está terminando una segunda licenciatura en gestión empresarial, para mejorar sus conocimientos empresariales y apoyar mejor a los empresarios refugiados de su comunidad.

Lo que hace que Lyn siga adelante cada día es ver a la gente entrar en HIAS con incertidumbre sobre su futuro y verlos salir fortalecidos y esperanzados.

"Si HIAS hubiera estado aquí cuando llegué, habríamos podido acceder a un permiso de trabajo, a clases de inglés, mi madre habría podido quizás aprender una habilidad, encontrar un trabajo", dijo Lyn. "Pero esto me motiva a dar a la gente de hoy lo que nosotros mismos no pudimos acceder".