2019
México es un país de tránsito y destino para refugiados y migrantes vulnerables, especialmente de Centroamérica, Venezuela y Cuba. La afluencia de solicitantes de asilo y migrantes en tránsito ha planteado retos a las organizaciones de la sociedad civil y a los equipos de primera intervención. Este aumento de la migración se ha visto impulsado por los efectos de la violencia, los conflictos armados, el cambio climático y la violencia contra las mujeres y las niñas.
Los refugiados, migrantes y desplazados internos que viven en las ciudades fronterizas del norte de México, en particular las mujeres y las niñas, se enfrentan a niveles extremadamente altos de violencia, incluidos el secuestro, la trata de personas y la explotación. Los recursos son limitados y las organizaciones humanitarias están desbordadas.
En todo el país, los desplazados se enfrentan a dificultades para acceder a servicios esenciales, programas y mecanismos para ejercer sus derechos.