Sucot y la crisis mundial de los refugiados: Más allá de la ficción
Por la rabina Rachel Grant Meyer - Educadora, Compromiso con la Comunidad
Sep 25, 2015
"Si pudiera invitar a alguien -vivo o no- a compartir una comida, ¿quién sería?".
Cada año, ésta es la pregunta que mis amigos y yo nos planteamos cuando nos sentamos en la sucá durante la fiesta otoñal de la cosecha de Sucot. No nos lo preguntamos sólo por curiosidad, sino porque, en cierto sentido, estamos llamados a hacerlo.
Durante Sucot, forma parte de la tradición judía no sólo invitar a familiares y amigos a nuestra sucá para compartir una comida, sino también invitar a ushpizin, huéspedes ancestrales. Cada día, en una breve ceremonia, damos la bienvenida a la sucá a nuestros antepasados Abraham, Sara, Isaac, Miriam y Aarón, por nombrar algunos. En un giro moderno de esta tradición, algunos judíos invitan a la sucá a huéspedes simbólicos que han hecho contribuciones significativas a la comunidad judía y al mundo.
En cierto sentido, pues, se nos invita a jugar a hacernos creer. Independientemente de que celebre o no Sucot, es probable que haya jugado alguna vez a este juego, preguntándose en voz alta con sus amigos a quién, vivo o muerto, podría invitar a una fiesta. El juego requiere cierta imaginación, pero, en última instancia, el juego termina. Te levantas de tu sitio cuando la fiesta llega a su fin o te levantas de tu silla en la sucá para volver a tu casa.
¿Y si este Sucot nuestras reflexiones se convirtieran en algo más que un juego?
En estos momentos, hay casi 20 millones de refugiados en todo el mundo que necesitan un lugar seguro al que llamar hogar. ¿Y si este Sucot transformáramos nuestras imaginaciones en realidad y pidiéramos a nuestro gobierno que asumiera un audaz papel de liderazgo para invitar a algunos de los más vulnerables a encontrar un lugar de refugio en nuestro país? ¿Y si en este Sucot, mientras millones de judíos de todo el mundo agitan su lulav y su etrog por todos los rincones de la tierra, primero tendiendo la mano y luego atrayéndola, nos uniéramos a todas las naciones del mundo en todos los rincones del planeta para tender la mano y atraer a los refugiados del mundo?
Del mismo modo que este año invitamos a nuestros antepasados a ocupar un lugar de honor en nuestra sucá, invitemos también a los refugiados de todo el mundo a encontrar refugio y seguridad entre nosotros. Que esta invitación viva primero en nuestra imaginación pero, en última instancia, en una realidad que pronto llegará.