VÍDEO: Tras 17 años, unos hermanos refugiados encuentran un nuevo país y un nuevo hogar

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En un momento en que las noticias son especialmente oscuras, llenas de tragedia, odio y miedo, es bueno recordar que la bondad y la decencia humanas aún pueden encontrarse, si se sabe dónde buscar.

Tomemos la historia de Jalal y Kamal. Eran niños cuando su familia huyó de Afganistán. Su padre estaba en el punto de mira de los talibanes por su servicio en el ejército afgano, y toda la familia corría peligro.

Huyeron, pasaron por muchos países antes de aterrizar finalmente en Rusia, pero allí no fueron bien recibidos. "La gente no te quiere si dices que eres musulmán", recuerda Kemal de su experiencia en Rusia. "Me pegaban porque... no sé por qué". Se encoge de hombros, sin saber qué responder.

Además de la discriminación y la violencia que sufrían en Rusia, en los últimos años la familia perdió el derecho a trabajar o incluso a ir a la escuela.

Afortunadamente, tras someterse al riguroso control de seguridad de varios pasos que se exige a todos los refugiados (incluidos los controles del Departamento de Seguridad Nacional, el Departamento de Defensa y el Centro Nacional de Lucha contra el Terrorismo), Jalal y Kemal fueron admitidos en Estados Unidos como refugiados y HIAS les ayudó a organizar su reasentamiento.

Tras 17 años sin un hogar permanente, Jalal y Kamal se dirigían a California.

JFCS East Bayel socio de reasentamiento de HIAS en el norte de California, ha ayudado a los hermanos a encontrar su lugar. Además de recibirlos en el aeropuerto para darles la bienvenida a su nuevo país, tenían que encontrarles una vivienda, tarea nada fácil en el caro mercado inmobiliario del norte de California.

Pero Amy Weiss, directora de servicios para refugiados e inmigrantes del JFCS East Bay, recibió ayuda de un lugar insólito: El convento de San Damián, un centro de retiro franciscano.

"Pensamos: tenemos 80 habitaciones. Quizá podríamos hacer algo para ayudar", explica el Hermano Mike Minton, director del centro de retiros.

El retiro ha proporcionado un hogar verdaderamente acogedor a Jalal y Kamal durante la transición a sus nuevas vidas en Estados Unidos, que para Kamal no es sólo un nuevo país, sino "un nuevo hogar".

Como dice Kamal, con su característica sonrisa: "Musulmanes, [Servicios] Familiares Judíos, cristianos... es realmente increíble".

Es un recordatorio tranquilizador de que, en lugar de dividirnos, la religión puede ser una fuerza que nos una. A pesar de las voces que dicen que Estados Unidos ya no debería ser un lugar de acogida para los cansados y los pobres, los golpeados y los perseguidos, la tradición estadounidense de acogida sigue viva.

Estadounidenses de todos los credos se están uniendo en sus comunidades locales para hacer que los refugiados se sientan bienvenidos. Esperamos que te unas a ellos.

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