Declaración ante el Subcomité Judicial de Inmigración y Seguridad Fronteriza de la Cámara de Representantes

HIAS presentó la siguiente declaración en el Registro del Congreso para la audiencia del Subcomité de Inmigración y Seguridad Fronteriza del Comité Judicial de la Cámara sobre los migrantes centroamericanos el 4 de febrero de 2016. 

Hoy en día hay más personas desplazadas en el mundo que en ningún otro momento de nuestra historia. La violencia en Oriente Medio y África contribuye al creciente número de desplazados, pero estos conflictos lejanos no son la única fuente de refugiados. Estamos asistiendo a una creciente crisis de refugiados justo al sur de Estados Unidos, en Centroamérica. El Salvador, Guatemala y Honduras (conocidos colectivamente como el Triángulo Norte) son tres de los países más violentos del planeta. El Salvador tiene la tasa de homicidios más alta del mundo, con un aumento del 70% entre 2014 y 2015. La violencia contra las mujeres y las niñas es rampante y la mayoría de las veces queda impune. Los niños son vulnerables al reclutamiento por parte de las bandas y a la explotación.

Un reciente informe publicado por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) señalaba que dos tercios de las mujeres entrevistadas declararon que habían intentado protegerse sin éxito huyendo de su país de origen. Finalmente, las mujeres sintieron que no tenían otra opción que huir. Sin protección ni recursos en casa, la gente ha huido y buscado asilo en los países vecinos. ACNUR informó de un aumento del 1.185% en las solicitudes de asilo en toda la región. Se trata de una crisis de refugiados y seguiremos viendo llegadas a Estados Unidos hasta que las personas puedan encontrar protección en su comunidad o se les ofrezcan vías alternativas para hallar seguridad.

La respuesta estadounidense al aumento de las llegadas procedentes del Triángulo Norte se ha basado en gran medida en la idea de la seguridad fronteriza más que en la ayuda humanitaria. En el Congreso se ha presentado legislación que dificultaría la solicitud de asilo y erosionaría las protecciones garantizadas a los menores no acompañados. La Administración aplicó una política de detención de familias y ayudó a México a aumentar su capacidad para interceptar a los solicitantes de asilo que viajan por el país, a pesar de su escaso historial de protección. Más recientemente, el Departamento de Seguridad Nacional comenzó a detener, con la intención de deportar, a mujeres y niños del Triángulo Norte.

Estas políticas, destinadas a disuadir a los solicitantes de asilo de venir a Estados Unidos, no han impedido que la gente abandone sus países de origen. Por peligroso que sea el viaje desde el Triángulo Norte o por improbable que sea el éxito en una solicitud de asilo, la alternativa de quedarse es mucho peor. La estrategia actual del gobierno estadounidense ignora el hecho de que permanecer en un país de origen para muchos solicitantes de asilo supondrá la muerte o lesiones y que los riesgos asociados a la huida merecen la pena. Si Estados Unidos quiere desalentar la migración peligrosa de los solicitantes de asilo, su política debe reflejar la realidad de la situación. Estados Unidos debe reconocer que nos enfrentamos a una crisis de refugiados.

HIAS, es un socio del gobierno de EE.UU. en el reasentamiento de refugiados. Estados Unidos es líder humanitario en la prestación de ayuda y reasentamiento a refugiados procedentes de casi todo el mundo. A HIAS le preocupa que, a pesar de la historia de Estados Unidos en la protección de refugiados, nuestro país siga ignorando en gran medida la crisis de refugiados en el Triángulo Norte. El enfoque actual del gobierno de EE.UU. es en gran medida incompatible con las tradiciones estadounidenses y judías de ofrecer una oportunidad de un nuevo comienzo a aquellos que buscan seguridad y libertad. HIAS anima a EE.UU. a trabajar con ACNUR, otros gobiernos de la región, ONG y la sociedad civil para crear alternativas para las personas que son víctimas u objetivos de persecución o violencia en el Triángulo Norte.

Un plan integral debe incluir una estrategia para abordar las causas de la huida y la capacitación de las ONG locales para proporcionar refugio y servicios a los necesitados. El plan también debe incluir la capacidad de las ONG para identificar y remitir a las personas vulnerables a ACNUR y/o al gobierno estadounidense para una evacuación segura de su país de origen en caso necesario. Por último, debe haber opciones de inmigración disponibles, no sólo en Estados Unidos sino en toda la región. Una opción sería ofrecer un estatus de protección temporal a las personas de los países del Triángulo Norte que ya se encuentran en EE.UU. Hay que ampliar el reasentamiento y animar a los países vecinos a reforzar sus sistemas nacionales de asilo. El actual programa estadounidense de tramitación dentro del país en los países del Triángulo Norte debe ampliarse para incluir más tipos de solicitantes de asilo y mayor protección para los solicitantes. Sólo cuando haya opciones disponibles empezaremos a ver una disminución de las llegadas a nuestra frontera sur.

Es importante señalar que, incluso con opciones alternativas, Estados Unidos debe ofrecer una oportunidad significativa de asilo. Solicitar asilo en Estados Unidos no es un delito. El derecho a solicitar asilo sin temor a ser castigado está reconocido tanto en la legislación estadounidense, en virtud del artículo 208 de la Ley de Inmigración y Naturalización, como en el derecho internacional, en virtud del artículo 31 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Estatuto de los Refugiados, a la que Estados Unidos se adhirió en 1968. Estados Unidos debe adherirse a estos principios o habrá pocos incentivos para que otros países de la región hagan lo mismo. El liderazgo de Estados Unidos en este ámbito es imperativo para avanzar en la resolución de esta crisis.

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